El término se implementó por primera vez por Asher en 1951, basado en una obra de Rudolf Eric Raspe en donde se cuentan las aventuras de un oficial alemán que relata actos heroicos y exagerados, lo cual relaciona con la conducta de estos pacientes.
Es un trastorno mental en el cual el afectado se caracteriza por la provocación de síntomas a sí mismo para asumir el rol de enfermo.
Generalmente se puede sospechar en pacientes hiperfrecuentadores, que han tenido múltiples hospitalizaciones y cuando se descubre el trastorno, tiende a huir y consultar en otras instituciones de salud.
Los pacientes describen querer obtener beneficios y refieren que esta es la única manera con la cual sienten una real “preocupación” por parte de las personas. Tienden a contar su historia con un tono dramático pero no pueden expresar los detalles con facilidad cayendo muchas veces en ideas vagas.
Dentro de la clasificación del DSM IV pertenece al grupo de los trastornos ficticios. Los criterios son:
A. Fingimiento o producción intencionada de signos y síntomas físicos o psicológicos
B. El sujeto busca asumir el papel del enfermo
C. Ausencia de incentivos externos para el comportamiento (por ejemplo una ganancia económica, evitar responsabilidad legal, mejorar el bienestar físico, como en la simulación)
Cabe anotar que un gran porcentaje de las personas que padecen el trastorno hacen parte del ámbito de la salud, es decir, enfermeras, terapistas, médicos, entre otros. Estas personas poseen un conocimiento médico amplio por lo cual pueden engañar con facilidad y no suelen oponerse a cualquier tipo de procedimiento o examen por más doloroso que pueda resultar para aclarar su diagnóstico, incluso pueden solicitarlos con frecuencia.
Estos pacientes representan un alto costo, sumado a para el sistema de salud por lo cual se debe sospechar en casos en donde haya historia de hiperfrecuentación, y los rasgos previamente mencionados durante la consulta. Además pueden llegar a causarse daños realmente graves en el organismo.
El tratamiento se basa en la confrontación directa e indirecta. En la primera se le informa directamente sobre su trastorno, en la segunda se deja que relate su vida e historia, se trata de ganar la confianza y hacer un tratamiento psicoterapéutico progresivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario